Tiene tres diferentes leyendas, pero la tercera historia es la que tiene más impacto en la actualidad y la que cruza la línea entre las religiones.
La leyenda cuenta que Fátima se encontraba preparando la cena para su marido Alí, pero se llevó una sorpresa al ver que el hombre llegaba con nueva joven y hermosa esposa. Su reacción la llevó a cortarse la mano con un cuchillo y la metió en la pasta hirviendo que cocinaba. Su pena y dolor eran tan intensos que no sintió cómo la mano le quemaba hasta que Alí se acercó a ella, lo que finalmente la hizo sacarla de la comida.
La mano de Fátima entonces es un símbolo de fuerza, paciencia, lealtad y suerte. La fortaleza que debió mantener la mujer ante la llegada de una posible amenaza a su vida matrimonial busca trasladarse al resto de los seguidores, al igual que el resto de las características. Paciencia para entender los hechos que pasan a su alrededor, lealtad ante su marido, y esa última, que es la más reconocida hasta nuestros días, es la suerte. Se dice que uno no puede adquirir por su cuenta la imagen de la mano de Fátima, sino que debe ser regalado por alguien más, ya que es el presente de Fátima para los seguidores.